sábado, 21 de mayo de 2016

¿Para qué sirve la historia?


                El día 4 de enero de 2014 publiqué mi última entrada en este blog, con un breve comentario al libro Donde acaban los mapas, la primera novela de Ana Belén Rodríguez Patiño, historiadora, novelista y animadora cultural conquense afincada en Madrid. Por razones personales, decidí entonces que lo que realmente me convenía era dejar, al menos temporalmente, la creación literaria a un lado, con el fin de dar un mayor impulso a mi carrera como historiador. No es que ahora haya cambiado mi forma de pensar. Sigo creyendo en la historia por encima de otras aspiraciones personales relacionadas con la cultura. Pero ahora considero que precisamente la existencia de este blog puede ayudarme a hacer públicas algunas reflexiones históricas que, por su brevedad o por su importancia sólo relativa, sería difícil poder manifestar a través de otros canales diferentes. Por ello, sólo por ello, en los últimos días he decidido revitalizar este blog, dando mayor importancia a los contenidos de carácter histórico, que a partir de ahora ocuparán la mayor parte del mismo. En este sentido, he cambiado algunas cosas, como la disposición de las portadas de mis libros en la columna lateral. Sin embargo, seguirá existiendo un espacio para otro tipo de contenidos, y por este motivo prometo para los próximos días un comentario personal de la segunda novela de la propia Ana Belén, Todo mortal, que en su momento no pude realizar por tener dormido el blog.

            ¿Para qué sirve la historia? Ésta es la pregunta que muchas veces me hacen, incluso desde mi propia familia. Intentar dar respuesta al interrogante sería materia suficiente para una clase magistral, y considero que no es éste el lugar más adecuado para hacerlo. Por ello, sólo quiero contestar con una frase que resume lo que otros pensadores de la historia han dicho al respecto. Jorge Santayana escribió una vez que “el hombre que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Por su parte, Charles Darwin escribió: “La historia se repite. Éste es uno de los errores de la historia”. Finalmente, para el novelista británico Graham Greene, “los historiadores son personas que se interesan por el futuro cuando éste ya es pasado.” Resumiendo, podríamos decir que el principal fin de la historia es ayudarnos a comprender nuestro presente, y también a nosotros mismos, a través de lo que el pasado ha ido depositando, como los sedimentos de un río, en nuestra sociedad moderna.

            En 1991 se desató la crisis bélica en Europa cuando parecía que la guerra era cosa de otros territorios menos desarrollados, y la vieja Yugoslavia se partió en pedazos. ¿Cómo pudo suceder algo así en esto que llamamos primer mundo? La historia nos demostró entonces que, en contra de lo que pensaban los ilustrados, el progreso no es una línea sin retorno. Ahora, la guerra de Siria, o el enfrentamiento civil que asola una parte de Ucrania, que, no lo olvidemos, también es Europa, vuelve a demostrarnos una vez más que a menudo se nos olvidan las lecciones de la historia. Por ello, os dejo el enlace a un video que, de una forma bastante didáctica y sencilla nos enseña a comprender lo que actualmente está pasando en esa parte de Oriente Medio. El enlace es el siguiente: https://www.youtube.com/watch?v=LJtUQjJC4a0
 


            En los últimos días, el fotoperiodista norteamericano James Nachtwey, acaba de ganar el premio Princesa de Asturias de Humanidades. Es un reconocimiento a una persona que en los últimos años nos ha ido acercando a través de su cámara fotográfica la imagen de la historia actual. Porque la historia no es sólo la que se lee en los libros de texto, sino que también está muy presente en todos nosotros, aunque a veces no seamos capaces de verlo.