viernes, 8 de marzo de 2019

LA IMPRESIÓN DIGITAL EN TRES DIMENSIONES: EL CASO DE LA HERMANDAD DE LA SANTA CENA DE CUENCA


Los últimos avances técnicos pueden resultar efectivos también para las cofradías de Semana Santa, por más que se siga pensando por mucha agente que estas son un tipo de instituciones ancladas demasiado en el pasado. Este es el caso de la impresión digital en tres dimensiones, cuyo empleo puede facilitar la reproducción, y sobre todo la conservación, de su importante patrimonio monumental, y principalmente de su patrimonio escultórico. No se trata, o no sólo, de hacer reproducciones más o menos baratas de sus pasos procesionales; desde luego, mucho más baratas que si hubiera que encargar nuevas tallas a los escultores e imagineros, favoreciendo de esta forma a hermandades más pobres, de reciente creación y sin recursos. Se trata, sobre todo, de permitir la conservación en los archivos de las cofradías, de copias exactas de ese patrimonio, de tal forma que se pueda garantizar de cara al futuro la conservación de ese patrimonio, sean cuales sean las vicisitudes que pudieran sufrir las tallas originales. La hermandad de la Santa Cena de Cuenca se ha dado cuenta de ello, y se halla sumida en la actualidad en un proceso de digitalización de sus tallas. Todo comenzó el año pasado gracias a una simple casualidad.


            Todo empezó hace ya dos años y medio. Entre los meses de julio y noviembre del año 2016, se desarrolló en la catedral de Cuenca, lugar donde tiene su sede canónica la hermandad, la exposición “La Poética de la Libertad”, del arquitecto, escultor e instalador chino Ai Weiwei. Durante esos días visitó la exposición, y por la tanto también la catedral conquense, la artista argentina Victoria Colmegna, quien, con el galerista norteamericano Paul Soto, se hallaba preparando su nueva exposición “Broken Ego”, exposición que se iba a llevar a cabo en una galería de arte de Los Ángeles (Estados Unidos). En la exposición, la artista quería mostrar, a través de sus obras, los diferentes sentimientos que a menudo abaten a los hombres, y entre ellos, la ira. Y en la catedral conquense, la contemplación del rostro de Judas, quizá la talla más expresiva de cuantas componen el paso, le llamó la atención, como reflejo de todos esos sentimientos contrastados, y quiso de alguna manera, llevarlo a la exposición, que finalmente se celebró en la sala de exposiciones de la calle Park View de Los Ángeles, entre los meses de noviembre de 2017 y enero del año siguiente.

Sin embargo, los altos costes del seguro que debían suscribir la hermandad o la propia artista, imposibilitaron el traslado de la talla a una ciudad tan lejana, a la orilla del océano Pacífico. Se llegó de esta forma a tomar una decisión salomónica: la hermandad concedería permiso para que la artista pudiera realizar, a sus expensas, una reproducción digital en tres dimensiones de la talla conquense de Judas Iscariote. De esta forma, una empresa dedicada a este tipo de trabajos pasó en el interior del templo catedralicio el tiempo necesario para tomar la información oportuna, que permitiera la digitalización detallada de la escultura, con sus medidas y proporciones exactas. Y una vez digitalizada, la imagen se pudo imprimir en tres dimensiones, y también con los detalles exactos de su policromía, y fue esa imagen digitalizada la que pudo ser expuesta en la galería de aquella ciudad californiana durante todo el tiempo que permaneció abierta la exposición de Victoria Colmegna.

Pero los trabajos no terminaron con la digitalización de esta talla de Judas Iscariote. Por el contrario, una vez realizado este trabajo, y ahora a cargo de la propia hermandad, se procedió a realizar lo mismo con la imagen central del paso, la de Cristo. Cuenta así la hermandad, por ahora, con las imágenes digitalizadas de las dos tallas más representativas de la hermandad: una, la de Jesús, por lo que representa para todos los cristianos, y especialmente para los hermanos de la Santa Cena ; la otra, la de Judas, como reflejo de esas tensiones internas del alma humana, en su lucha entre el bien y el mal.  Las mismas tensiones que debían combatir entre sí en el corazón del propio Judas en las horas que siguieron a la detención y pseudo-proceso del propio Jesucristo, que desembocarían en su crucifixión y muerte en la cruz; las que terminarían, finalmente, por llevarle a él hasta los pies de la higuera en la que, según una tradición posterior, no contemplada en ninguno de los cuatro evangelios canónicos, terminaría por quitarse la vida.

Y además, la hermandad ha decidido también poner a la venta entre los hermanos las reproducciones íntegras de ambas tallas, reproducciones exactas a escala, por cuanto son el resultado de ambas digitalizaciones. De esta manera, la cofradía podrá recuperar una parte del dinero invertido en el proceso, además de poner en las manos de los hermanos que lo deseen las imágenes de su más íntima devoción. Es de desear que en los años venideros, la hermandad pueda seguir digitalizando las imágenes de todos los demás apóstoles. De esta forma, contará la cofradía con un patrimonio que podrá ser conservado en el futuro, a pesar de las vicisitudes que produce el paso del tiempo en la escultura procesional.