jueves, 14 de mayo de 2020

El islamismo visto por un egipcio cristiano


Normalmente, cuando miramos al otro sólo desde nuestra propia perspectiva, tendemos a caer en una serie de estereotipos, que imposibilitan una verdadera comprensión del problema, y cuando ese otro es visto, además, como una amenaza para nuestro sistema de valores, incluso para nuestra propia seguridad, esa incomprensión se acrecienta de manera insoluble. La emigración ha colocado al mundo musulmán dentro de nuestras fronteras, pero eso no hace que nosotros podamos conocer mejor al musulmán que antes, cuando sólo conocíamos de él lo que nos contaban los libros o, en todo caso, la imagen que traían os escasos viajeros que habían podido llegar a contactar con ellos. La amenaza del terrorismo fundamentalista, entre otros aspectos, nos ha hecho pensar que todos los musulmanes son iguales, que todos son terroristas en potencia, y éste es un problema en sí mismo, porque no nos permite luchar contra ese terrorismo, contra el verdadero enemigo, que en realidad no es el conjunto de todos los musulmanes, sino el propio terrorista, con la fuerza con la que deberíamos hacerlo. En efecto, entender las diferencias entre sunitas y chiitas, comprender mejor lo que de verdad significa la sharía entre ellos, nos ayudaría a identificar mejor a ese enemigo y, como consecuencia de ello, poder hacerle frente de una manera mucho más eficaz.


            Éste es el principal valor del libro que vamos a comentar hoy: “El Islam en el siglo XXI”, de Samir Khalil Samir. Es cierto que su autor no es un musulmán, a pesar de que su nombre pudiera indicarnos que lo es, sino un cristiano, jesuita por más señas, que nació en El Cairo en 1938. Pero es cierto también que pertenece por tradición cultural a ese mundo árabe, en el sentido menos estricto de la palabra, no en el puramente geográfico, ni tampoco, desde luego, en el sentido religioso. Es precisamente ello, su doble pertenencia al mundo árabe y al mundo cristiano, lo que permite identificar mejor el problema, y ofrecer a los europeos un análisis en profundidad del mismo, más allá de absurdas interpretaciones superficiales, al estilo de lo que se ha venido a llamar la “alianza de las civilizaciones”, tan de moda en el mundo pseudo-progresista occidental, y más allá de esa no menos superficial interpretación de que todo musulmán es enemigo de la civilización moderna.

            El libro apareció siguiendo la estela de otra publicación anterior del jesuita egipcio, uno de los más destacados islamólogos actuales. Aquel volumen, bajo el título bastante clarificador de “Cien preguntas sobre el Islam”, era en realidad una especie de libro-entrevista, en el que el autor se enfrentaba a las preguntas de dos periodistas italianos, Giorgio Paolucci y Camille Eid, y fue publicado en el país alpino por el Centro di Studi sull’Ecumenismo, a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Del libro se hizo también una edición en España por Ediciones Encuentro, y en él se ofrecen al lector algunas respuestas interesantes a los muchos interrogantes que se nos abren a la hora de intentar entender mejor el problema: ¿Cómo nació el Islam? ¿Es de verdad el Islam una religión violenta? ¿Qué esperanza hay de que al final se pueda conseguir un mutuo entendimiento entre musulmanes y cristianos? ¿Se puede llegar a una especie de pacto entre las tres religiones del libro, cristianismo, judaísmo e islamismo?...

            Como el otro, éste que vamos a analizar es también una entrevista, y no un libro del sabio islamólogo cristiano stricto sensu. Pero en esta ocasión se trata de una entrevista realizada por un periodista español, cristiano también como el propio Samir, y profundamente comprometido como él, miembro destacado del movimiento católico Comunión Liberación: Fernando de Haro. Analizar el libro en profundidad nos llevaría a otro trabajo de interpretación similar a lo que César Herrero Hernansanz realizó con el libro anterior, y en todo caso, es tarea que se nos escapa en un espacio limitado como éste, y sobre todo, de nuestras propias posibilidades. Por ello, me limitaré a continuación a destacar, de manera casi telegráfica, algunos de los aspectos más destacados de los que se tratan en el libro:

-                  La guerra entre suníes y chiíes, una guerra que no es sólo una manera de hablar, sino algo muy real, tal y como podemos ver en el caso de la guerra de Siria, o en otros conflictos armados que se han venido produciendo en el conjunto del mundo árabe desde hace ya mucho tiempo.

-                  La eclosión de las primaveras árabes, y lo que representó de verdad este hecho, o dejó de representar, para el desarrollo del mundo árabe.

-                  El papel que los cristianos pueden jugar en la actualidad para el desarrollo de los países árabes.

-                  La integración de los jóvenes musulmanes europeos de segunda y tercera generación, que ya han nacido en Europa y por lo tanto son europeos de pleno derecho, en el conjunto de la sociedad de sus respectivos países.

Son todos ellos, y muchos más, asuntos acuciantes; asuntos que, como ya hemos dicho, debemos conocer, porque en un mundo como el actual, en el que el terrorismo de origen integrista es uno de nuestros principales problemas, identificar realmente al verdadero enemigo es nuestra principal arma de defensa. Pensar, por el contrario, que todo musulmán es un enemigo, sería como vivir siempre dentro de un miedo infinito, y el miedo no ayuda nunca a luchan contra ese enemigo común que tenemos hoy en día todos los que pertenecemos a este mundo occidental: el terrorismo.


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