Desde el pasado 30 de octubre, y
hasta el próximo día 18 de noviembre, se está desarrollando en la sala de exposiciones
de la Junta de Comunidades, situada en el edificio Iberia de la calle Gil de
Albornoz, una nueva exposición del pintor conquense Emilio Morales, y de los
alumnos de su escuela de dibujo. La muestra, que lleva por título “Arte
Patrimonio Universal”, es una representación del buen hacer de los alumnos de
este reconocido artista y profesor de arte, que gira en torno a diferentes
motivaciones y temáticas, desde el retrato (Juan Manuel Cervera, Pedro Cócera,
Rosa María Triguero,…) a los bodegones (Elvira Monedero, José Luis Buendía,…),
pasando también por los paisajes, sean estos los propios paisajes urbanos de la
capital conquense (Ana María Jiménez, Julián González,…), los paisajes
naturales (Verónica Cavero, María Carmen Cano,…), o incluso las marinas (Rocío
Blanco, Julián Vélez,…) Intentar normarlos a todos ellos sería algo casi imposible
por su extensión, y además siempre correríamos el riesgo de olvidar a alguno de
ellos, por lo que esperamos que pueda servir esta pequeña relación como
representación de todos los alumnos que conforman esta academia de pintura. Una
academia de pintura que, por otra parte, hace ya algún tiempo que viene aumentando
la nómina artística y pictórica de una ciudad como Cuenca, que de por sí tiene
desde hace ya muchos años un verdadero idilio con la pintura.
Pero en esta ocasión, no se tata
sólo de los alumnos del maestro Emilio Morales. La exposición se completa
además con dos secciones, muy diferentes entre sí, que dan más valor a la muestra.
Por una parte, forman parte también de ella algunas de las obras más
representativas de la colección artística del propio Morales, una colección en
la que están representadas figuras tan interesantes como algunos de los pintores
de la primera generación del Museo de Arte Abstracto, con el propio Fernando
Zóbel a la cabeza, y junto a él, el informalista Miguel Viola, uno de los
integrantes del grupo El Paso, o nuestro Miguel Zapara, uno de los más
internacionales pintores conquenses de la generación de entresiglos. Junto a
ellos, otros pintores de la generación del propio Emilio Morales, colaboradores
con él en diferentes exposiciones por muchos puntos del país, miembros algunos
de ellos de la vieja movida madrileña: José María Iturralde y Antonio
Villatoro, Manolo Campoamor y Rufino de Mingo, o el propio y extraño Paco
Clavel.
Finalmente, la pintura se combina
en esta exposición con la escultura, a través de una serie de artistas
invitados, escultores en este caso, que conforman en conjunto una buena representación
del mejor arte conquense de la especialidad. Esculturas realizadas en
materiales tan variados como la madera, el metal, la piedra, o incluso el
barro. Y es que, junto al surrealismo arcilloso de Tomás Bux, aparece también
el clasicismo pétreo de Julio Abad, o el expresionismo humano de Javier
Barrios. Y también, por supuesto, hay espacio también para figuraciones más o
menos cercanas a la abstracción, como son las propuestas de Vicente Marín,
Lorenzo Redondo o Austión Tirado. Y junto a todos ellos, el esquematismo que
nos ofrecen Miguel Ángel y Juan Carlos Coso.
En resumen, se trata ésta de una
exposición muy completa y variada, con las diferentes formas de expresar el
arte que tienen cada uno de sus protagonistas, sean estos alumnos, maestro o
invitados. Una muestra que, desde luego, no nos la podemos perder, porque, como
decimos, no se trata de una muestra más de estas características. Aquí, la
relación maestro-alumno sobrevuela por encima de otras exposiciones similares,
de manera que se convierte en algo parecido a, salvando las distancias, los
liceos y las academias de la antigüedad grecolatina.