SAN JULLIÁN, PATRONO DE HUMILDAD
Cuando Julián entró por primera vez en Cuenca, lo hizo en el más absoluto silencio de la noche, cuando la ciudad entera dormía, acunada por el agua de sus dos ríos. Con este acto, el segundo obispo de la ciudad recién conquistada (hacia menos de veinte años que el joven rey Alfonso VIII había penetrado en Cuenca),e demostró, coma aún sin él quererlo, la humildad de su carácter, la misma humildad que ya había demostrado cuando don Martín, arzobispo de Toledo, le anunció su nombramiento. Aunque en un primer momento renunció al cargo nuevo que se le ofrecía, por creer que no era merecedor del mismo, la insistencia del arzobispo y del propio rey Alfonso, el cual, según algunos estudiosos, había sido alumno suyo, le obligó a aceptarlo. Aquél que al nacer ya había dado muestras de sus futuras virtudes, aquél que a la hora del bautismo fue recibido por un coro de ángeles, los mismos ángeles que según la tradición le impu...