sábado, 7 de diciembre de 2019

La crisis económica de 1929. El crack de la bolsa y sus lecciones en la contemoraneidad


El hombre que no conoce su historia está condenado a repetirla
JORGE SANTAYANA



El fin principal de la historia es, más que conocer el pasado, llegar a conocer mejor el presente a través de su pasado. El conocimiento del pasado nos ayuda a comprender mejor nuestro presente, e incluso también nuestro futuro, de manera que podamos evitar caer en los mismos errores en los que cayeron nuestros antepasados, aprender de esos errores para mejorar como individuo y también como sociedad.

La situación actual de crisis en la que vivimos, crisis económica y también crisis social, recuerda mucho a la situación que se vivió en el mundo al final de los años veinte. La gran crisis de 1929 significó una nueva forma de vida, que si bien en Estados Unidos provocó lo que se llamó el New Deal de Theodor Roosevelt, en Europa significó la gran eclosión de los fascismos y, como consecuencia de ello, el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y de una posguerra, la llamada Guerra Fría, que separó al mundo en dos polos opuestos y enfrentados entre sí. 

También en los momentos actuales se puede observar en muchos países, sobre todo en Europa, un crecimiento importante de la extrema derecha. Y junto a ello, también de una extrema izquierda, tan terrible como lo fue el fascismo para la historia del continente europeo. Ambas ideologías se retroalimentan entre sí, tal y como se demostró a lo largo del siglo XX.

¿Qué se puede hacer para evitar caer otra vez en ese mismo problema que vivió Europa en los años veinte del siglo pasado? ¿Cómo se puede evitar que una nueva guerra, provocada por una crisis feroz, pueda volver a repetirse.







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