El
día 4 de enero de 2014 publiqué mi última entrada en este blog, con un breve
comentario al libro Donde acaban los
mapas, la primera novela de Ana Belén Rodríguez Patiño, historiadora,
novelista y animadora cultural conquense afincada en Madrid. Por razones
personales, decidí entonces que lo que realmente me convenía era dejar, al
menos temporalmente, la creación literaria a un lado, con el fin de dar un
mayor impulso a mi carrera como historiador. No es que ahora haya cambiado mi
forma de pensar. Sigo creyendo en la historia por encima de otras aspiraciones personales
relacionadas con la cultura. Pero ahora considero que precisamente la existencia
de este blog puede ayudarme a hacer públicas algunas reflexiones históricas
que, por su brevedad o por su importancia sólo relativa, sería difícil poder
manifestar a través de otros canales diferentes. Por ello, sólo por ello, en
los últimos días he decidido revitalizar este blog, dando mayor importancia a
los contenidos de carácter histórico, que a partir de ahora ocuparán la mayor
parte del mismo. En este sentido, he cambiado algunas cosas, como la
disposición de las portadas de mis libros en la columna lateral. Sin embargo,
seguirá existiendo un espacio para otro tipo de contenidos, y por este motivo
prometo para los próximos días un comentario personal de la segunda novela de
la propia Ana Belén, Todo mortal, que
en su momento no pude realizar por tener dormido el blog.
¿Para
qué sirve la historia? Ésta es la pregunta que muchas veces me hacen, incluso
desde mi propia familia. Intentar dar respuesta al interrogante sería materia
suficiente para una clase magistral, y considero que no es éste el lugar más
adecuado para hacerlo. Por ello, sólo quiero contestar con una frase que resume
lo que otros pensadores de la historia han dicho al respecto. Jorge Santayana
escribió una vez que “el hombre que no conoce su historia está condenado a
repetirla”. Por su parte, Charles Darwin escribió: “La historia se repite. Éste
es uno de los errores de la historia”. Finalmente, para el novelista británico Graham
Greene, “los historiadores son personas que se interesan por el futuro cuando
éste ya es pasado.” Resumiendo, podríamos decir que el principal fin de la
historia es ayudarnos a comprender nuestro presente, y también a nosotros
mismos, a través de lo que el pasado ha ido depositando, como los sedimentos de
un río, en nuestra sociedad moderna.
En
1991 se desató la crisis bélica en Europa cuando parecía que la guerra era cosa
de otros territorios menos desarrollados, y la vieja Yugoslavia se partió en
pedazos. ¿Cómo pudo suceder algo así en esto que llamamos primer mundo? La
historia nos demostró entonces que, en contra de lo que pensaban los
ilustrados, el progreso no es una línea sin retorno. Ahora, la guerra de Siria,
o el enfrentamiento civil que asola una parte de Ucrania, que, no lo olvidemos,
también es Europa, vuelve a demostrarnos una vez más que a menudo se nos
olvidan las lecciones de la historia. Por ello, os dejo el enlace a un video que,
de una forma bastante didáctica y sencilla nos enseña a comprender lo que actualmente
está pasando en esa parte de Oriente Medio. El enlace es el siguiente: https://www.youtube.com/watch?v=LJtUQjJC4a0
En
los últimos días, el fotoperiodista norteamericano James Nachtwey, acaba de
ganar el premio Princesa de Asturias de Humanidades. Es un reconocimiento a una
persona que en los últimos años nos ha ido acercando a través de su cámara
fotográfica la imagen de la historia actual. Porque la historia no es sólo la
que se lee en los libros de texto, sino que también está muy presente en todos
nosotros, aunque a veces no seamos capaces de verlo.