El pasado 6 de noviembre, realizábamos en este blog un
primer acercamiento a la arquitectura románica en la provincia de Cuenca (ver
“Un viaje al románico de la provincia de Cuenca”, 27 de noviembre de 2023). Se
trataba de acercar al lector algunas de las iglesias que, iniciadas su
construcción durante las primeras décadas de la repoblación cristiana de su
territorio, y a pesar de las múltiples transformaciones que su fábrica sufrió a
través de los siglos, aún conservan en algunas de sus estructuras, elementos
que son propios de aquellos años en los que se inició su construcción. En
aquella ocasión nos acercábamos a algunos pueblos de la Sierra y del
Campichuelo (Villalba de la Sierra, Zarzuela, Ribatajadilla, Ribatajada,
Portilla, Arcos de la Sierra y Pajares). En ésta, profundizaremos en otros
pueblos de esa misma región, entre el Campichuelo y la primera serranía, que no
pudimos ver en la ocasión anterior (Mariana, Sotos, Collados, Torrecilla,
Villaseca y la ermita de la Horcajada de Ribagorda), para terminar en las
hermosas y características iglesias de La Frontera y Albalate de las Nogueras.
Pero antes de profundizar un poco en cada uno de los templos
que vamos a visitar, y sin querer profundizar en cuáles son las características
propias de este estilo, el primer estilo globalizador y europeo que se dio en
la Historia del Arte, sobreponiéndose a otros estilos regionales como el
asturleonés, el mozárabe y el carolingio, sí queremos resaltar algunos aspectos
que si son propios del románico conquense, y que están relacionados con la
etapa histórica en la que esa arquitectura se desarrolló. En este sentido, hay
que tener en cuenta que la repoblación en Cuenca se llevó a cabo entre las dos
últimas décadas del siglo XII y el primer tercio del siglo XIII. En efecto, la
ciudad de Cuenca fue conquistada por Alfonso VIII en 1177. Su esposa era Leonor
de Plantagenet, la hija de Leonor de Aquitania y del rey Enrique II de
Inglaterra, y hermana, por lo tanto, de Ricardo Corazón de León y Juan sin
Tierra. De niña se había criado en una de las cortes más desarrolladas,
culturalmente hablando, de Europa, en unos territorios en los que ya se había
desarrollado el nuevo estilo gótico. Una de las primeras cosas que hizo el rey
de Castilla después de conquistar la ciudad fue dotarla de una sede episcopal,
aunando las viejas sedes visigodas de Valeria y Ercávica. Y en la construcción
de la nueva catedral intervino muy activamente la reina Leonor, mandando traer a
Cuenca desde un lado y otro del Canal de la Mancha a artistas y canteros que ya
estaban acostumbrados a construir edificios góticos, convirtiendo así la propia
catedral conquense en el primer templo de la península que ya había sido
proyectado desde el principio en el nuevo estilo gótico. De esta forma, cuando
empezó a ser repoblada la actual provincia de Cuenca, y cuando se empezaron a
trazar las nuevas iglesias que debían acoger espiritualmente a los nuevos
pobladores, los arquitectos españoles que debían trazarlos, educados todavía en
el viejo estilo románico, debían convivir ya con los artistas y canteros
foráneos que ya conocían el gótico. Es por este motivo, por lo que el románico
conquense va a ir adoptando, casi desde sus inicios, algunos elementos que son
más propios del gótico, algo que se puede apreciar en las portadas de las
iglesias, en las que los arcos levemente ojivales van a sustituir, muchas
veces, a los arcos del medio punto, más propias del románico.
MARIANA
La iglesia de Mariana es una iglesia del siglo XIII que, a
pesar de las modificaciones realizadas en etapas posteriores, conserva todavía,
bastante bien, su fábrica original. Tiene una nave recta de tamaño reducido, y
cabecera con tramo recto y testero semicircular. La espadaña, a los pies, es ya
del siglo XVI. Construida, como otras iglesias románicas de la zona, en
mampostería, realzada en algunos lugares con cantería escuadrada. La cornisa de
canecillos remarca la altura original del templo, pero la parte superior a la
cornisa es posterior. Tiene una ventana saetera en el centro del ábside. Cuenta
con dos portadas, ambas románicas. La del lado sur, que es la principal, tiene
dos arquivoltas apuntadas, con jambas prismáticas, y corona la portada un
tejaroz mal conservado. La conservación, en general, también es deficiente,
porque ha perdido los relieves que debían haberla adornado.
En el interior, la estructura románica está todavía peor
conservada, debido a un incendio que la iglesia sufrió en 1960. En el incendio
se quemó el artesonado. Sin embargo, sí se conservan dos tallas medievales, una
de ellas con María Theotokos (María Madre de Dios – María con el Niño en
brazos, a modo de Trono de Dios), románica, y otra cuya deficiente conservación
nos impide saber a quién representa. La pila bautismal es de piedra caliza,
decorada con hojas treboladas en la base, y en la propia copa, tres niveles
decorativos superpuestos: una arquería con columnas pareadas, una primera
cenefa con arcos secantes, y una segunda cenefa, parecida a la anterior, pero
de mayor tamaño. Está fechada en el siglo XIII, y es uno de los elementos más
singulares de los que se conserva en la provincia.
SOTOS
La iglesia está muy retocada en tiempos posteriores, aunque
conserva de su etapa románica su planta de nave rectangular, ábside único de
forma semicircular, y torre a sus pies. En su alzado, en el siglo XVIII fue
recrecida en altura, perdiendo así su primitiva configuración. Sin embargo, se
puede vislumbrar su alzado primitivo, sobre todo en el ábside, por la
diferenciación de las piedras que conforman su mampostería, así como por la cornisa,
todavía visible en sus extremos. En el centro del testero se pueden ver todavía
unas pequeñas ventanas de cantería rematadas con arco de medio punto. Una de
ellas es más grande que la otra, lo que hace suponer que debió existir una
tercera ventana, haciendo simetría con la más pequeña. Su portada principal es
de fecha posterior, pero existe todavía la portada primitiva, del siglo XIII,
en el lado sur, aunque en la actualidad está cerrada por un tapial. Se trata de
una portada de medio punto adovelado, con arquivolta doble de puntas de
diamante, y alfiz con pilastras ochavadas. Los capiteles, adornados con
relieves zoomorfos, están muy deteriorados. La torre de campanas debió
sustituir en algún momento a la primitiva espadaña, más propia de la arquitectura
románica, debe ser también de origen medieval, como lo demuestra el escudo
conservado, propio de la familia Albornoz, quienes fueran señores del pueblo.
Toda la obra del interior está ocultada por la arquitectura
posterior, de origen dieciochesco.
COLLADOS
La iglesia parroquial de Collados, de la que no existe
demasiada bibliografía, se corresponde estilísticamente con otras iglesias
parroquiales de esta comarca del Campichuelo. Como ellas, se inscribe también
en ese románico sencillo, rural, que es propio de la zona. Destaca, entre esos
elementos románicos fosilizados, la portada. Ésta tiene un arco de medio punto,
bajo un tejaroz.
TORRECILLA
Se trata de una de iglesias más importantes y
características del románico conquense. Nave rectangular alargada y cabecera
semicircular. Los elementos decorativos se han datado hacia el cambio de siglo,
es decir, hacia el año 1200, lo que da idea de su antigüedad. Su fábrica, muy
irregular, es de mampostería, y conserva aún algunos elementos de lo que se ha
llamado opus spicatum, utilizado de manera muy corriente en la
arquitectura militar andalusí, lo que parece indicar que la iglesia se
construyó sobre la antigua torre musulmana a la que se alude en el propio
nombre del pueblo. En algunas zonas, la mampostería está reformada por cantería
arenisca, sobre todo en las esquinas de la fábrica, en la espadaña y en las
portadas. La principal presenta arco de medio punto, con arquivoltas
adoveladas, aunque ha perdido parte de las columnas en las que se soportaba el
propio arco. La otra portada, que en la actualidad da acceso al cementerio,
cerrada, conserva también un arco de medio punto, aunque es más sencilla en su
trazado. El ábside, aunque es el elemento peor conservado de su arquitectura
románica, conserva todavía algunos motivos originales, sobre todo en su forma.
El interior, dañado por un incendio, presenta en la actualidad una falsa bóveda de yeso. No se conserva, por lo tanto, ningún elemento original, más allá de la propia planta de la iglesia.
VILLASECA
A pesar de su sencillez, la iglesia conserva todavía algunos
elementos románicos, principalmente la portada, apuntada, y de sillería, con
una doble arquivolta, en la que alternan las típicas formas cóncavas y
convexas, y puntas de diamante. Bajo los cimacios se presentan dos pares de
columnas, que sólo presentan de su original construcción románica los
capiteles, muy erosionados, pero conservando todavía parte de su original
decoración vegetal de palmetas y hojas de roble. El falso tímpano, de yeso, es
de construcción posterior. También es de destacar la espadaña, de sillería,
situada a los pies del templo y, sobre todo, en la propia espadaña, una portada
apuntada que en la actualidad aparece clausurada, y que también pertenece a la
primitiva fábrica del templo, del siglo XIII.
En el interior, se nos presenta una nave rectangular,
levantada con mampostería, sin ninguna decoración. La cabecera es posterior,
del siglo XVIII. Como único elemento mueble primitivo, es de destacar la pila
bautismal, muy sencilla en su elaboración, pero posiblemente también de
cronología románica.
RIBAGORDA. ERMITA DE LA HORCAJADA
En su origen, esta ermita se corresponde con la iglesia
parroquial de un antiguo despoblado, hoy desaparecido, que recibía el nombre de
Los Villares. Edificio de mampostería y sillares esquineros, su fábrica, de
finales del siglo XII, la convierte en uno de los edificios románicos más
antiguos de la provincia. Nave rectangular y cabecera semicircular, iluminada
por dos pequeñas ventanas aspilleras. Ha perdido buena parte de su fábrica
original, como los típicos canecillos y el también típico escalonamiento en
altura entre la nave propiamente dicha y el ábside. También el campanario. Sin
embargo, sí se conservan su portada románica, a pesar de encontrarse muy
deteriorada por la erosión, y recompuesta en las jambas. Ésta tiene arco de
medio punto. Un elemento a destacar es el pórtico, de factura muy popular,
constituido por cuatro grandes ventanales, también de medio punto, y cerrado
por una fachada.
El interior de la ermita es muy posterior. Hay que destacar,
sin embargo, el banco corrido que, si bien es también posterior, es posible que
esté recubriendo otro original, de etapa románica.
LA FRONTERA
Del edificio original de la fábrica, datado a finales del
siglo XII o en las primeras décadas del siglo XIII, se conserva sólo la nave
rectangular, y sobre todo la portada, con arco interior de medio punto, sobre
el que cabalga un arco exterior apuntado, con doble arquivolta, con molduras
cóncavas y convexas y puntas de diamante en el lado más exterior. La separa de
la calle una escalinata de piedra. En el lado contrario existe otra portada,
pero ésta ya es puramente gótica. El resto de la iglesia, sobre todo en el interior, fue
sometido a una profunda remodelación ya en el siglo XVIII, lo que provocó el
recrecido de la nave, y también de la espadaña, perdiendo así el templo sus
elementos primitivos románicos. Si es románica, sin embargo, la pila bautismal,
que se encuentra en el sotocoro, sobre un pie troncocónico. El vaso de la pila
está decorado con gallones encerrados en arcos de medio punto, y una cenefa con
doble tallo ondulado, del que brotan unas elegantes hojas.
ALBALATE DE LAS NOGUERAS
Según la tradición, la iglesia de Albalate de las Nogueras
fue construida sobre la antigua mezquita de una localidad de origen árabe que
entonces recibía el nombre de Albalate de Bombamarca. A destacar la planta de
la iglesia, que tiene forma de cruz latina, en la que se observan dos etapas
constructivas claramente diferenciadas. La más antigua, correspondiente al
primer tercio del siglo XIII, se corresponde con los tres tramos de la nave,
donde se observan elementos constructivos y decorativos propiamente románicos.
Esta estructura románica fue desvirtuada notablemente en su segunda fase
constructiva, en el siglo XVI, cuando despareció el primitivo ábside, sustituido
por un testero rectangular, y crucero barroco coronado con cúpula de media.
Posteriormente, las dos capillas laterales terminaron por enmascarar totalmente
la primitiva planta original. Volviendo al interior, la parte románica se cubre
con bóveda de cañón, con sillares ceñidos con arcos fajones. Las columnas que
las sostienen tienen capiteles vegetales, con hojas lisas y nervadas
alternadas, combinadas con motivos geométricos.
Cuenta también Albalate de las Nogueras con un puente de
factura medieval, sobre el río Trabaque, el llamado Puente del Noguerol. Se
trata de un puente de dos ojos, de medio punto cada uno de ellos, realizado en
sillería, con un agudo tajamar en su centro. Aunque están muy camuflados por
algunas obras posteriores, cuenta también todavía con algunos elementos de
origen andalusí, según ha desvelado un estudio arqueológico realizado
recientemente.