Hace
algún tiempo, Luis Cañas, entusiasta de las cosas y la historia de Cuenca, e
historia viva él mismo por su encomiástica memoria, que permite a los
historiadores llegar al pasado de una manera diferente, me hizo entrega de la
fotocopia de un documento oficial del
gobierno político de la provincia de Cuenca, figura política que durante el
mínimo gobierno del Trienio Liberal, y también más tarde, después de la muerte
de Fernando VII, era el representante en el territorio provincial del gobierno
de la nación; es decir, un órgano de gobierno asimilable a los gobernadores
provinciales de los siglos XIX y XX, y al actual subdelegado de gobierno. No he
visto el documento original, que probablemente se debe encontrar en alguna de
las secciones históricas de los diferentes archivos nacionales, pero sin duda,
por el tipo de letra y por las propias características del mismo, se
corresponde con esa primera mitad del siglo XIX en la que está fechada, y se
trata, por otra parte, de un documento
oficial, que le deba el membrete que aparece en su esquina superior izquierda:
Gobierno Político de la Provincia de Cuenca. El documento en cuestión dice lo
siguiente:
“Tengo
el honor de incluir a V.S. el diploma de la condecoración concedida por las
Cortes a los defensores de esta ciudad en los días 2 y 3 de Mayo de 1823,
contra los enemigos de la libertad. Sin embargo de que este Iltmo. Ayuntamiento
ofició a V.S. en este correo, felicitándole que este motivo, que tengo la mayor
satisfacción de ser el conducto por donde llegará a sus manos el testimonio
público del valor y el civismo que acreditó V.S. en los días en que esta
capital se vio amenazada de las hordas rebeldes, y que me hubiera complacido de
haber tenido la honrra de condecorar a V.S. en aquel acto solemne y patriótico,
como lo hice con los jefes y miembros del Ayuntamiento de aquella época. Dios
guarde a V.S. muchos años, Cuenca, 12 de Mayo de 1837. Fernando María de
Rosales [rúbrica]”.
Es
decir, se trata de la concesión, por parte del gobierno político de la
provincia de Cuenca, de la concesión de un reconocimiento oficial a todos los miembros
del consistorio municipal que intentaron inútilmente defender la ciudad, cuando
ésta se vio atacada, a principios de mayo de 1823, por la partida absolutista
que estaba al mando del aventurero de origen francés Jorge Bessieres, del que
ya hemos hablado en alguna otra entrada de este blog[1].
A este acto público no pudo asistir, no sabemos realmente el motivo, aunque
suponemos que sería debido a sus múltiples obligaciones políticas, quien en ese
momento había ostentado la jefatura política de la provincia, y que por ello
era la máxima autoridad de la ciudad, el ya citado Agustín Armendáriz, y es por
ello por lo que el nuevo jefe político, Fernando María de Rosales, se vio
obligado a enviar por correo la notificación de dicho reconocimiento. Sobre este
asunto, también ha publicado Antonio Rodríguez Saiz un artículo en su propio
blog, “Cuenca en el recuerdo”[2],
por lo que yo no insistiré más en el tema. Tan sólo quiero destacar que el
homenaje consistía en la concesión del título de Benemérito de la Patria a un
total de 152 conquenses, de la ciudad y de la provincia, de los cuales sólo 82
estuvieron presentes en el acto, que fue celebrado el 7 de mayo de 1837 en la
Plaza Pública de la Constitución, la actual Plaza Mayor. La coincidencia en las
fechas (el escrito al que hacemos referencia lleva fecha sólo de cinco días más
tarde). demuestra que se trata en realidad del mismo reconocimiento al que se
alude también en el escrito que estamos comentando. Tal y como el autor del blog
específica, dos de los beneméritos homenajeados también, los más conocidos de
la opinión pública acutal fueron Lucas Aguirre y su padre, Andrés Aguirre.
Pero,
¿quién fue este personaje, importante para la historia decimonónica de la
ciudad y la provincia de Cuenca, a pesar de su desconocimiento total para la
mayoría de los conquenses del siglo XXI? El abogado y político navarro Agustín
Armendáriz Murillo había nacido en Viana, en la comarca de Estella occidental,
en abril de 1768. Realizó sus primeros estudios de Derecho en la universidad de
Oñate, entre 1799 y 1802, y más tarde, entre ese año y 1805, en la de Huesca,
donde recibió el título de bachiller en Leyes. Y después de terminar su
formación universitaria en la universidad de Salamanca, en la que obtuvo el título
de bachiller en Sagrados Cánones e inició también sus estudios en Historia, se
trasladó finalmente a Madrid, capital en la que empezó a ejercer su progesión.
Después de la Guerra de la Independencia pasó a ejercer como abogado de los
Tribunales Reales del reino de Navarra. A partir de 1816 empezó también su
carrera política, como diputado del ayuntamiento de su ciudad natal, Viana. Y a
partir de junio de 1819 pasó a ocupar, por oposición, la plaza de relator del
Supremo Consejo de Navarra.
De
ideas liberales, su carrera política se aceleró a partir de 1820, cuando se
instaura en el gobierno el régimen liberal, pasando primero a formar parte de
la junta provincial de su provincia natal, de la que pocos días más tarde sería
nombrado secretario. Fue también uno de
los fundadores de la sociedad patriótica instaurada entonces en la provincia de
Navarra, y en abril de 1820 pasó a ocupar interinamente la secretaría del
Gobierno Político de la misma. En abril de 1822 pasó a ocupar ese mismo puesto
en la provincia de Toledo, desde el que pasó finalmente a la provincia
conquense el 19 de octubre de ese mismo año, cuando fue nombrado Jefe Político
de Cuenca. Sin embargo, poco tiempo se mantendría en el cargo, bien a su pesar:
desde los primeros días de 1823, los absolutistas se estaban ya haciendo fuertes
en todo el país, apoyados desde el exterior por un ejército francés, los Cien
Mil Hijos de San Luis. Así, en el mes de mayo, las tropas de Bessieres entraron
en la ciudad, iniciando una persecución contra los liberales. Son estos los
hechos históricos en los que se inscribe el reconocimiento aludido en el
escrito que estamos comentando; me remito a la página de este blog sobre el
aventurero francés, ya aludida, y también a otra página diferente del ya citado
blog de Antonio Rodríguez[3],
para conocer mejor como se produjeron dichos hecho con más detalle.
La
toma de la ciudad por los absolutistas le obligó a abandonar la provincia,
retirándose hacia Málaga, en cuyó puerto se embarcó pocos días más tarde. Sin
embargo, no debió conseguir pasar al exilio, pues en los días siguientes fue
apresado, aunque, liberado más tarde por los absolutistas, pudo regresar
finalmente a Viana. En la ciudad navarra pasó un tiempo de ostracismo debido a
sus ideas liberales, hasta que, en 1834, fallecido Fernando VII y recuperado el
poder por el partido liberal, fue nombrado alcalde mayor interino de Tuy
(Pontevedra), con competencias exclusivamente judiciales. Y rehabilitado en su
antiguo cargo en diciembre de ese mismo año, el 23 de marzo de 1835 regresó a
la ciudad del Júcar, al ser nombrado gobernador civil de la provincia.
Sin
embargo, no se mantuvo tampoco esta vez demasiado tiempo en el cargo, al ser
nombrado en octubre de ese mismo año gobernador civil de Granada, y un mes más
tarde, también de la provincia de Sevilla. Cesado, no obstante, por el gobierno
progresista de Francisco Javier de Isturiz, en junio de 1836. Poco tiempo
después pasó a ocupar temporalmente la jefatura de sección de la Secretaría del
Despacho de la Gobernación. Fue durante este periodo de su vida, en el que
alternó diversos cargos en el ministerio con las consabidas cesantías que fueron
durante el siglo XIX característica singular de los funcionarios de gobierno,
dependiendo del partido político que en cada momento ejercía el poder, cuando
el ayuntamiento de Cuenca decidió homenajear a los liberales que habían defendido
la ciudad catorce años antes con la concesión del título de Benemérito de la
Patria.
Diputado
a Cortes por la provincia de Navarra, en noviembre de 1838 fue elegido cuarto
vicepresidente del Congreso. En abril de 1840, poco tiempo después de haber
firmado el llamado Manifiesto Monárquico Constitucional con Francisco Javier
Istúriz, Pedro Egaña, Francisco Martínez de la Rosa y Andrés Borrego, fue
nombrado ministro de la Gobernación, siendo uno de los autores fundamentales de
la nueva Ley de Ayuntamientos que acabó con la regencia de María Cristina de
Borbón. Más tarde, en 1846, fue comisario regio del bando de Isabel II, y al
año siguiente fue nombrado intendente de Palacio. Antes, en agosto de 1845,
había sido nombrado senador vitalicio, y el 24 de diciembre de 1853, la reina
Isabel II le concedió el título de marqués de Armendáriz. En 1858 abandonó
prácticamente la vida pública. Cuando falleció en Madrid en diciembre de 1875
estaba en posesión de las grandes cruces de Isabel la Católica y de Carlos III.
[1] https://julianrecuenco.blogspot.com/search?q=Bessieres.
Jorge Bessieres, un aventurero francés en la provincia de Cuenca durante el
reinado de Fernando VII.
[2] https://cuencaenelrecuerdo.es/benemeritos.php.
Beneméritos de la Patria. Defensores de Cuenca.
[3] https://cuencaenelrecuerdo.es/algrito.php.
Al grito de ¡Libertad y Constitución! Se defiende Cuenca.
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