Abrimos a partir de esta semana una nueva perspectiva, diferente a todo lo que hasta ahora hemos venido haciendo desde este altavoz, pero sin olvidar nunca, por supuesto, nuestro principal foco de interés: la divulgación de todo lo que está relacionado con nuestro pasado. En efecto, desde este momento, las entradas tradicionales que hemos venido colgando desde el inicio de este blog, dedicadas principalmente a todo lo referente a la historia de la ciudad y la provincia de Cuenca, alternarán con otro tipo de entradas, en las que el texto se reducirá en beneficio de las imágenes. Serán entradas al modo de pequeñas presentaciones de power point, esquematizadas, precedidas, eso sí, con una leve introducción en la que explicaremos qué es lo que el lector va a poder encontrar en las diferentes imágenes que van a conformar cada una de las entradas. Eso sí, repetimos, sin olvidar tampoco las entradas tradicionales de texto, al estilo de las que hemos venido colgando hasta la fecha, en las que seguiremos primando la historia local y provincial conquense, pero sin olvidar tampoco, como venimos haciendo hasta ahora, cualquier otro aspecto relacionado con la Historia en general, desde artículos de opinión hasta breves referencias a libros de interés general, o incluso novelas históricas, género que sigue manteniendo un considerable interés para los lectores.
Iniciaremos esta nueva perspectiva con una serie de conferencias que hace algunos años di en la asignatura de Didáctica de la Historia, en la Universidad de Castilla la Mancha. Comuesta de diez clases, trataban de explicar, en cada una de las grandes etapas históricas de la civilización, los aspectos principales que marcaron dicha etapa. Obviaré el orden cronológico, buscando en todo momento los aspectos que considero más interesantes. Y en este sentido, empezaremos con el origen de la moneda, que marcóm, entre los siglos V y VI a.C., un nuevo rumbo al comercio, primero en el Mediterráneo oriental, y después por todo el mundo conocido. Porque la moneda como forma de pago, aunque nacida en Lidia y en las islas y riberas de los mares Jónico y Egeo, se trasladó pronto a cualquier parte del mundo, sustituyendo así a otras formas de intercambio de valores. Pero la moneda también tuvo su prehistoria, en forma de diferentes bienes naturales, metálicos o no metálicos, que han sido llamados premonedas por los numismáticos.
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