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Mostrando entradas de julio, 2016

17 de julio de 1936: una historia familiar

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En la mañana del 17 de julio de 1936, hace ahora exactamente ochenta años, las guarniciones militares que se hallaban al otro lado del estrecho, es decir, las de Melilla, Ceuta y Tetuán, se sublevaron contra el gobierno de la República Española, iniciándose de esta manera el golpe de estado que tendría carácter nacional al día siguiente, cuando los generales Francisco Franco y Luis Orgaz tomaron un avión desde Las Palmas para ponerse al frente del levantamiento. Un golpe de estado que se convirtió en una sangrienta guerra civil que duró casi tres años, y que terminaría por provocar la muerte a un indeterminado número de españoles. Los historiadores no se ponen de acuerdo al numerar los muertos de la guerra, pero probablemente se acercaron al millón de personas, entre los que murieron a causa directa del conflicto, bien en el frente o bien por culpa de los bombardeos, y los que murieron lejos del campo de batalla, por malnutrición, hambre o enfermedades asociadas a la guerra.  ...

Dos novelas históricas escritas desde Cuenca

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Muchas veces se ha destacado el valor que la novela histórica puede llegar a tener para la enseñanza de la historia. En efecto, algunas veces el hecho histórico puede resultar demasiado incómodo, aburrido de digerir, para las personas que no están acostumbradas al estudio del pasado, y cuando eso sucede, el lenguaje narrativo y dialogado que es propio de la novela también puede hacer llegar a ese tipo de lectores la belleza y la seriedad de la historia. Así, soy consciente de que el historiador no debe dejar nunca de lado la posibilidad que la literatura le otorga (también el cine, y alguna vez traeré aquí alguna película interesante de temática histórica) para poder llegar a un público diferente. En este sentido, en alguna ocasión anterior ya había comentado algunos libros de estas características; hoy quiero también hablar de dos novelas distintas, muy diferentes entre sí, pero que tienen dos aspectos en común: su autoría conquense y, sobre todo, su valor histórico. La primera e...

Adiós a todo esto

En 1957, gracias a los tratados de Roma, nació la Unión Europea, integrada en ese momento por Alemania Occidental, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos. En 1973 se incorporaron a la misma Reino Unido, Irlanda y Dinamarca. En   1981 hizo lo propio Grecia, y en 1986, España y Portugal. La caída del Muro de Berlín, y la desaparición poco tiempo después del llamado Telón de Acero, que separaba a los países comunistas de los capitalistas, hizo que poco a poco se fueran incorporando a la Unión algunos de los países del contorno comunista, pero antes, a partir ya de 1990, ya era una Alemania unida la que había sustituido a la antigua Alemania Federal como miembro fundador, y en 1995 se habían integrado al organismo Austria, Finlandia y Suecia. En mayo de 2004 fueron diez los nuevos miembros aceptados en la Unión: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre. Finalmente, a comienzos de 2007, también se incorporaron ...

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