Estatuafobia e historia
El homicidio de George Floyd, un hombre negro, a manos de un policía blanco en Minneapolis (Estados Unidos), a finales de mayo, ha creado una ola de indignación no sólo en el país norteamericano, sino también por todo el mundo. Y no sólo de indignación, que de haberse quedado en eso no estaríamos hablando ahora de esto. También de violencia, una violencia inusitada, que no se recordaba desde la muerte, en los años sesenta del siglo pasado del activista Martin Luther King. La muerte de Floyd es, desde luego, un crimen, y eso nadie puede ponerlo en duda, y como crimen debe ser tratado en los tribunales de Estados Unidos; pero ese crimen no debe justificar tampoco la ola de violencia que en estas últimas semanas está inundando las calles de innumerables ciudades americanas y europeas, porque, al amparo de esa violencia que se quiere vestir de justicia antirracista, se está cometiendo nuevos crímenes contra miles de seres humanos que, sean blancos o negros, pobres o propietarios de l...